En simultáneo con la visita de la presidenta Cristina Fernández a la República Popular de China se conoció que un grupo de sindicalistas oficialistas intenta impedir la aprobación de un proyecto de ley que plasma el acuerdo de cooperación firmado en julio pasado con ese país.
Al igual que la Unión Industrial Argentina (UIA), la Confederación de Sindicatos Industriales (CSIRA) –a través de su secretario de Relaciones Institucionales, Gerardo Martínez– expresó sus objeciones en torno a los acuerdos con China.
La agrupación sindical, integrada por Martínez (UOCRA); el líder de la CGT Antonio Caló (UOM) y Ricardo Pignanelli (SMATA), plasmó sus críticas en cartas que envió a los diputados nacionales para que no aprueben la ley –que viene con media sanción del Senado– en la que –dicen– se pone en riesgo al empleo argentino ante una posible invasión de mano de obra china. Es por eso que desde este sector gremial solicitan que la iniciativa sea modificada para proteger los puestos de trabajo nacionales.
El proyecto en cuestión (414/14) ingresó al Senado proveniente del Poder Ejecutivo con las firmas del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; del canciller, Héctor Timerman y de la ministra de Industria, Debora Giorgi. Está fechado el 15 de diciembre de 2014, ingresado por Mesa de entradas el 16 y fue sancionado el 29 de diciembre, 36 votos a favor y 13 en contra.
El texto de la norma responde al Convenio Marco de Cooperación en materia económica y de inversiones con la República Popular de China, que había sido firmado el 18 de julio pasado durante la visita del presidente chino, Xi Jinping.
Lo que preocupa a los sindicalistas – explicitado en las cartas enviadas al Congreso– es el contenido de los artículos 5 y 6 del convenio, que está centrado en la realización de obras públicas en una amplia gama de actividades, que van desde instalaciones portuarias hasta inversiones relacionadas con la energía, pasando por la electrificación de líneas ferroviarias.
El artículo 5 se refiere a un “Plan integrado de cinco años de duración” y al “Convenio complementario de Cooperación en materia de Infraestructura”.
Y parte del artículo 6 establece: “Con sujeción a su legislación y de conformidad con el derecho internacional aplicable, cada parte otorgará a los nacionales de la otra facilidades para la realización de actividades lucrativas, ya sean laborales o profesionales, como empleados o por cuenta propia, en condiciones de igualdad con nacionales del Estado receptor, siempre que se hubieran concedido los permisos de residencia y de trabajo necesarios para el ejercicio de dichas actividades.”
En función de lo que aparece en estos puntos de la ley, Martínez redactó y firmó la carta enviada a los legisladores. “Me permito observar que la redacción de los artículos 5 y 6 del citado instrumento (el acuerdo bilateral) pueden comprometer la generación de puestos de trabajo de calidad y excluir de los procesos licitatorios a empresarios nacionales. En razón de lo expuesto le solicito al tiempo de su tratamiento el rechazo al proyecto de ley”, señala el texto de la misiva.
A fin de 2014 se había hecho pública la resistencia de este sector sindical –encabezada ahora y entonces por Martínez– a la aprobación de la norma en la Cámara Alta pero se conoció también –a través de una nota publicada en Ámbito Financiero– que ese rechazo fue plasmado en una carta en la que los sindicalistas piden para que los legisladores no aprueben la iniciativa.
La misiva llegó a cada uno de los 119 integrantes del bloque del Frente Para la Victoria y a los presidentes de todos los bloques restantes.
“No nos oponemos a que se firmen acuerdos con China”, se apuraron a aclarar desde la UOCRA. “Simplemente queremos que se garantice el trabajo argentino”, agregaron.
Ante la consulta de por qué se eligió este momento para difundir la carta, indicaron que se envió a los legisladores “a mediados de enero” pero que seguramente en ese momento “estarían todos de vacaciones” y por eso se conoció ahora.
Sin embargo, aparecieron toda clase de suspicacias –incluso en el sector sindical– en torno a si Martínez había tomado la determinación de enviar estas cartas por su cuenta o si contaba con el respaldo de Caló y de Pignanelli. Tiempo intentó infructuosamente comunicarse tanto con la UOM como con el SMATA para ratificar si el accionar de Martínez fue o no inconsulto.
Es sin dudas llamativo que la CSIRA –integrada mayoritariamente por sindicatos cercanos a Casa Rosada– se pronuncie contra una iniciativa oficial y que elija el contexto del nuevo viaje a China de la presidenta para insistir con el rechazo a –justamente– un acuerdo con China.
Además, Martínez es uno de los dirigentes que integra la CGT oficialista que se muestra proclive a la reunificación de la central obrera. La unidad es impulsada por el camionero Hugo Moyano y el gastronómico Luis Barrionuevo, quienes hace unos días organizaron un encuentro en Mar del Plata proponiendo que la unificación llegase en marzo próximo.
El titular de la UOCRA también habría unificado los criterios de cuestionamiento a la norma con la Unión Industrial Argentina, a través de uno de sus principales referentes, el diputado del Frente Renovador, José Ignacio de Mendiguren.
La entidad que dirige Héctor Méndez emitió el lunes un documento en el que planteó que a través del acuerdo firmado con China el “Estado argentino brindaría condiciones preferenciales al Estado chino y a sus empresas (estatales y privadas”, como la posibilidad de adjudicación directa de proyectos de infraestructura a cambio de financiamiento de origen chino y de contratar mano de obra de origen chino en las mismas condiciones de los nacionales, desplazando el trabajo argentino.
Justo ayer, la ministra Debora Giorgi estuvo con algunos dirigentes sindicales de los gremios que manifestaron su preocupación, como el diputado nacional Oscar Romero (de SMATA) en la planta que la automotriz Mercedes Benz tiene en La Matanza, donde se anunció que la compañía invertirá 50 millones de dólares adicionales, que se suman a los 170 millones de dólares previstos para el trienio 2013-2015. Sin embargo, no hubo declaraciones oficiales en torno a la resistencia de los gremios industriales de que prospere el proyecto que lleva su firma.
Habrá que esperar a ver si Martínez cuenta con apoyo de sus colegas industriales para profundizar el lobby sobre los diputados para frenar o, en su defecto, modificar el proyecto y si no hay respuestas oficiales al rechazo sindical. Por ahora, los convenios con China parecen seguir viento en popa.
Fuente: Tiempo Argentino (Nota de Ana Vainman)
