La industria de la animación transita un momento de plena expansión en la Argentina. El año pasado generó negocios por casi u$s157 millones, equivalente al 35% de la facturación anual de toda la industria de producción audiovisual del país, que también se está convirtiendo en uno de los más importantes a nivel mundial. Zamba, el principal personaje de la señal infantil Paka Paka, Gaturro, la producción de la película Metegol, el payaso Plim Plim y, este año, Los Creadores, se han convertido en los principales impulsores de una industria que promete no sólo más crecimiento y empleo sino también más inserción a nivel internacional.
El impacto a nivel negocio podría ser mayor aún si se toma en cuenta todo lo que se produce para otros medios digitales, que también hacen hoy al consumo de contenidos. Gaturro, por caso, tiene su propia comunidad on line, lo mismo que Los Creadores, y hasta Zamba, el chico formoseño que cuenta la historia de la Argentina en clave de animación y música. Se ve por la televisión abierta y cerrada y por su canal de Youtube.
“La industria de la animación representa la cadena de valor más activa en la industria audiovisual ya que es transversal a todas las demás (cine, internet y videojuegos), siendo su fuerte relación con la tecnología la que la hace imprescindible. La facturación anual estimada alcanza los u$s156,9 millones. Un dato interesante es que esta facturación involucra a más de 4.000 trabajadores de distintas disciplinas que representan el 12% de la masa total empleada por la industria audiovisual en todo el país”, dijo a BAE Internacional, Claudio Grandinetti, presidente de la Unión Industrial Argentina de Productoras de Animación y Artes Audiovisuales (UIPAA).
Una de las producciones de animación más nuevas es Los Creadores, la serie que se emite los sábados a la mañana por Telefé que surgió de una plataforma de colaboración educativa para chicos, Aula365, aunque su evolución siempre se fue apoyando en los distintos medios electrónicos.”Se trata de la primera serie transmedia porque hay muchos medios atravesados por un ‘story telling’ que tiene que ser construido entre todos. La propuesta trata de co-construir. Eso es transmedia, es decir, cuando una misma narrativa se construye desde diversos medios, pero donde los chicos hacen, porque aprendemos haciendo”, explica Pablo Aristizábal, ideólogo de Los Creadores.
Esta producción de animación surgió a partir de la propuesta Aula365, una red de aprendizaje para chicos menores de 14 años que nació hace diez años. En ese momento surgieron los distintos personajes que ayudaban a los chicos que usaban esa plataforma a resolver cuestiones de mantemática, lengua, ciencias naturales y ciencias sociales bajo un código audiovisual. En 2014, la ONU reconoció a esta iniciativa como mejor espacio educativo del mundo y, a partir de ahí, se pensó en la idea de avanzar con un medio interactivo, la web 2.0. En el mientras tanto se había originado el diario en papel, Kids News Interactivo, con perfil performativo y el contenido de Los Creadores. “Eso dio lugar al comic colaborativo más largo y grande del mundo. Y en esa interacción descubrimos que los chicos querían un personaje malo. Así nacieron Roca y Testa (rudo), que quieren que los chicos no creen sino que mantengan el statu quo. Con este antecedente aparece el juego Creápolis”, agrega Aristizábal.
Creápolis es un juego pero que también demandó la producción de cortometrajes en 2D. “Y a partir de ahí surgió la propuesta de “I do tainment”, es decir, que los chicos hagan. En todo lo que venimos haciendo desde hace 10 años la clave es que los chicos creen música, hagan juegos, y por eso en Los Creadores el mensaje es que vuelvan a creer y creen, que no hagan como Testa y Roca”, amplía el fundador de Competir, la empresa que dio origen a Aula365 y todo lo que, luego, vino detrás. Y que le permitió invertir u$s3 millones en la producción de la serie que hoy se ve por televisión y que ya tiene negociaciones para vender la lata a otros países.
Otro personaje que también llegó a la televisión, aunque nació en el papel fue Gaturro, que llegó a Canal 13 en 2014. “La idea de llevar Gaturro a la TV venía desde hacía bastante tiempo por parte del autor, Nik. Gaturro se convirtió en uno de las propiedades infantiles más exitosas en Latinoamérica y entendimos que necesitábamos tener una presencia fuerte en TV, y por suerte, pudimos empezar a llevarla a cabo en 2012. Trabajamos con la productora de animación Hook Up y llegamos juntos al concepto de serie”, explicó Carolina Abulafia, brand manager de la marca Gaturro en QB9 Entertainment, la empresa que llevó adelante el proyecto y comercialización de la serie en televisión.
Tal como ocurrió en otros casos, la serie Gaturro se vendió a Cartoon Network Latinoamerica (Brasil incluido), Canal 13 de Argentina, Bandeirantes de Brasil, RTVE de España y, recientemente, se cerró un acuerdo con Netflix US. Como en todos los casos, y teniendo en cuenta que el público infantil actual se mueve en distintos medios, desde la productora también encararon otras iniciativas. “A partir del éxito de la serie empezamos a producir otros productos audiovisuales bajo el paraguas Gaturro. El caso de Webtoons es una serie de veinte capítulos de 6 minutos, animación, con toda la estética de MundoGaturro (la web) que solamente tiene globitos de diálogo. Esta serie fue también vendida a Netflix Latinoamérica con Brasil incluido”, amplía Abulafia.
Pero las cosas no quedaron acá. En paralelo, se realizó una co-producción con la productora Non Stop para producir un programa live action llamado Fun Attic, donde dos chicos, Mile y Jony son los “hosts” oficiales del universo Gaturro, que además cuenta con la participación actoral de Nik. También se trata de una serie de veinte capítulos de siete minutos y desde el año pasado se puede ver en el canal oficial de YouTube de Mundo Gaturro.
Las picardías de Gaturro, sin embargo, seguirán dando nuevas historias puesto que Abulafia adelantó que “por el lado de la serie animada ya estamos trabajando en la pre-producción de la segunda temporada de la serie de TV”.
Un negocio de valor
La producción de contenidos audiovisuales en general es una de las industrias que más divisas le genera a la Argentina. Por ese concepto ingresaron en 2014 unos u$s315 millones a las arcas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), según datos de Argencon, la entidad que nuclea a las empresas que generan servicios de exportación de conocimiento.
Es, en este sentido, una de las más importante junto con los ingresos que generan los servicios profesionales jurídicos, contables y de asesoramiento (u$s2.243 millones), informáticos de desarrollo, infraestructura y soporte (u$s1.331 millones), publicidad (u$s425 millones), I+D (u$s400 millones) y arquitectura e ingeniería (u$s 283 millones).
La industria de contenidos audiovisuales genera tantas divisas como también las que eroga. Carlos Pallotti y Roberto Alvarez Roldan, CEO y presidente de Argencon, respectivamente, señalaron que “así como se generan exportación de valor con los contenidos audiovisuales también se paga mucho desde la Argentina en dólares por la compra de licencias, sea por novelas, por formatos de programas de TV que se realizan acá y demás. El resultado es que, en contenidos audiovisuales, la Argentina sale equilibrada. Es decir, ingresan tantas divisas como las que salen por esos conceptos”. Los ejecutivos deslizaron, sin embargo, que esto podría revertirse en tanto se incremente la producción local.
En ese sentido, Grandinetti, desde UIPAA indicó que “en los últimos tres años, con el apoyo del Estado a través del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) se desarrollaron por primera vez más de 40 proyectos específicos de animación. Actualmente, más del 30% de esos proyectos están en proceso de posible co-producción internacional. Esto es muy interesante ya que muestra cómo una industria en desarrollo puede avanzar y crecer a partir de incentivos orientados al fomento”.
Para inflar el pecho
En el 2013 se sucedieron varios acontecimientos que dieron cuenta del buen momento por el que transitaba la producción de animación local. Metegol, la película de Juan José Campanella basada en el cuento de Roberto Fontanarrosa “Memorias de un wing derecho”, sorprendió al público argentino y al mundial. No sólo por haber llevado a la pantalla grande un tema tan propio como el fútbol sino por la infraestructura tecnológica montada para semejante producción. Fue una película que no registraba antecedentes similares en América latina tanto en efectos visuales como en animación. Cada fotograma demandaba 8 horas diarias de procesamiento y esto implicó una sólida infraestructura de red y capacidad de render (cálculo de efectos para generar una imagen 3D). Cuando se estrenó, en julio de 2013, el film ya había sido vendido a España, pero también se vio en Colombia, Brasil, Israel, Reino Unido, Filipinas, Turquía, Alemania, Uruguay, entre otros países. La película ganó en 2014 el Premio Goya a la mejor película de animación. Pero antes que ello, Metegol había inaugurado un camino, que vinculaba el cine con los juegos, puesto que en la página oficial era posible acceder a ellos al igual que a imágenes y a la sinopsis.
A finales de ese mismo año, otra producción argentina, el Payaso Plim Plim, que previamente había logrado ingresar en la señal Disney Junior además de tener presencia en la televisión abierta a través de Canal 13-, comenzó a verse en Turquía, Israel, Colombia y Uruguay. Esta serie, de la productora Smilehood, también saltó a internet, desde donde se ofrecen juegos, videos, y novedades para la familia y para los docentes. A tal punto que ya en ese momento, la presencia de Plim Plim en su página en Facebook contaba con más de 115.000 seguidores, que se suman a miles de visitantes que llegan hasta el sitio web diariamente. Fue en ese marco que Guillermo Pino, creador de Plim Plim, se esperanzó en que la Argentina “se transforma en referente mundial en la producción de contenidos de animación”.
Para ese entonces la señal infantil local Paka Paka sumaba años de operación a partir de su inclusión en al grilla de la Televisión Digital Abierta (TDA), y Zamba, su personaje principal, saltaba también de la pantalla chica para llegar con sus videos a YouTube. Pero no fue todo: el chico cuya comida preferida es el chipá también tiene su espacio en internet en donde, además de haber actividades, hay juegos y hasta un karaoke para seguir completando la experiencia que arrancó por la pantalla chica. La buena recepción que tiene Zamba, a través de la serie “La Asombrosa Excursión de Zamba” desde la que repasa diversos acontecimientos históricos de la Argentina le valieron, en este año, una nominación a los Premios Emmy para la categoría infantil. Una muestra más de la buena senda en que se encuentra la producción de animación criolla.
En el escenario
El teatro pareciera ser el escalón final al que todas estas producciones animadas audiovisuales en su más amplia definición- buscan llegar. Porque ahí generan otro tipo de experiencia, de contacto con el ¿televidente? ¿jugador? ¿espectador?, o con todo esto junto reunido en cada chico que sigue al personaje o a la serie de su preferencia.
Gaturro fue de los primeros que llegó al teatro, allá por 2001, y desde entonces cada año se reeditan distintos shows en diversos escenarios de la Capital y de las diversas provincias del país. Este año, Zamba también saltó al escenario y tuvo su musical durante el Encuentro de la Palabra, en Tecnopólis.
Pablo Aristizábal, de Los Creadores, también analiza llegar al teatro, aunque en este caso teniendo en cuenta el uso de los dispositivos electrónicos. “Es muy probable que hagamos teatro pero con la chance de participar con algo desde la butaca, que los chicos puedan y quieran interactuar”, enfatizó el ejecutivo. La idea sería hacer algo similar a lo que, hace unos años, hizo el actor Daniel Kuzniecka en una de sus obras donde introdujo el uso de celulares para extender la historia más allá de la sala.
Los precursores
Quirino Cristiani, Dante Quinterno, Tulio Lobatto, Oscar Blotta, Juan Oliva, Burone Bruche, Dante Pettenon, y muchos otros hasta llegar a Manuel García Ferré, sin dudas el mayor exponente de la animación en la Argentina, fueron los que, desde principios del siglo pasado, fueron forjando la historia de la producción de animación en el país. Es decir, hay una base sólida en la que los productores de hoy tienen para apoyarse, más allá de que cambiaron los medios y las tecnologías, de producción y de distribución.
Mucho más cerca en el tiempo, lo hecho en la década pasada, cuando se llevaron al cine las historias de El Ratón Pérez, Isidoro Cañones, Mafalda, Patoruzito y Boogie el aceitoso, entre otros, se encararon intentos más serios por generar experiencia en ese terreno.
Podría decirse que lo realizado durante más de un siglo hoy forma el soporte de una industria que, además de dinero y conocimiento, produce sonrisas.
Fuente: BAE
